Ayer domingo pude disfrutar de la Feria del Libro de Madrid, un gran acontecimiento que permite cada año el encuentro de decenas de miles de lectores con autores, editores y libreros. Estuve firmando libros con mi clásico boli verde en la caseta que comparten las editoriales Xordica y Papeles Mínimos, junto al escritor Eduardo Laporte. A pesar de las restricciones de aforo y de las colas kilométricas de más de una hora que disuadieron a algunos visitantes, pude resarcirme en parte de este año y medio excepcional que ha castigado la promoción de libros como mi última novela, La memoria de la turba, lanzada cuando se decretó el confinamiento. Volví a ver a buenos amigos, desvirtualicé a algunos activos en redes sociales, hablé de literatura con lectores ávidos, compartí recuerdos irlandeses con otros hibernófilos… En suma, me reencontré con los lectores, con habituales, pero también con desconocidos. Incluso…
Ver la entrada original 80 palabras más