Interpelando sobre el «fracking» (el debate completo)

Interpelación urgente del G. P. IU, ICV-EUiA, CHA: La Izquierda Plural, sobre el desarrollo en España de la técnica de extracción de gases no convencionales denominada fracturación hidráulica o «fracking». Transcripción del doble turno de intervenciones del Diputado de CHA (La Izquierda de Aragón) Chesús Yuste y del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria. (Pleno, 19/12/2012).

El señor YUSTE CABELLO: Muchas gracias, señor presidente.

Señorías, señor ministro, en los últimos tiempos se está desarrollando en el Estado español una técnica de extracción de hidrocarburos muy polémica que implica graves afecciones ambientales y para la salud. Me refiero a la fracturación hidráulica, más conocida como fracking, que está proliferando con la autorización de su Gobierno en un clima de oscurantismo y sin realizar las obligadas evaluaciones de impacto ambiental, y todo ello a pesar de las llamadas a la precaución procedentes de instituciones europeas y de otros Estados y a pesar de que algunas comunidades autónomas ya se han pronunciado en contra de esta técnica. Por eso, hoy le interpelo a usted, señor ministro.

Empecemos por el principio. Las grandes corporaciones energéticas, ante el previsible agotamiento de los yacimientos convencionales de combustibles fósiles, fundamentalmente gas y petróleo, en lugar de impulsar un cambio de modelo basado en fuentes renovables y limpias, se están dedicando a buscar nuevos yacimientos de combustibles fósiles y nuevas formas tecnológicas para explotarlos. Intentan prolongar el pasado en vez de encarar el futuro. Y ahí surge la fracturación hidráulica o fracking, con el objetivo de explotar yacimientos cada vez más difíciles, más caros, con menor rendimiento y además con mayores impactos ambientales. En suma, tan solo para ganar tiempo y con un coste elevadísimo para nuestra sociedad.

La fracturación hidráulica permite extraer gases y petróleos no convencionales que se encuentran en rocas subterráneas poco porosas y poco permeables. Fundamentalmente se trata de esquistos y pizarras, de ahí que se hable también de gas de esquito o gas de pizarra. La técnica para liberar esos gases y llevarlos a la superficie consiste en fracturar la roca, primero verticalmente, 2.000 o hasta 5.000 metros, y luego horizontalmente, unos 3 o 4 kilómetros, mediante explosiones y, sobre todo, mediante la inyección de enormes volúmenes de agua con arena a alta presión, una presión de 100 millones de pascales -esto es, mil veces la presión atmosférica- y además con una gran cantidad de productos químicos disueltos en el agua, algunos altamente biotóxicos, aunque las empresas se niegan a informar de cuáles son esos productos.

El enorme consumo de agua no es un problema menor en este caso. Es cierto que también se utiliza agua para obtener hidrocarburos convencionales, pero en el caso del fracking ese consumo se dispara. Estamos hablando de una inyección continua de unos 300 litros por segundo. De esta forma, el consumo total de un pozo de fracking puede oscilar entre los 7 y los 20 millones de litros de agua, frente a los 75.000 a 300.000 litros de agua para un pozo convencional. Por tanto, el consumo de agua en el fracking casi se multiplica por cien. Una auténtica barbaridad.

Por otra parte, hay que tener en cuenta las consecuencias de las sustancias que se introducen en el agua para que las fracturas no se cierren una vez rota la roca. Se trata, aproximadamente, de 380.000 litros de compuestos químicos con diversos grados de toxicidad. Es cierto que la composición exacta de estos productos constituye un secreto industrial, pero los estudios que se han realizado en Estados Unidos en zonas donde se desarrolla el fracking han detectado niveles extremadamente altos de compuestos orgánicos volátiles tóxicos y carcinógenos, como benceno, tolueno, xilenos, naftalenos y disulfuro de carbono, así como otros treinta y cinco compuestos químicos diferentes.

De todo el volumen de agua con sustancias peligrosas que se inyecta en el subsuelo solo se recupera entre el 50% y, en el mejor de los casos, el 70%. Tengamos en cuenta la cantidad de agua con sustancias que se queda contaminando el subsuelo, con el consiguiente riesgo de contaminar los acuíferos y con las peligrosas consecuencias que eso tiene para la vida. También habría que considerar que el agua con sustancias que se ha recuperado tras el fracking se almacena durante tiempo indefinido sin saber cuál será su destino final. Sobre los riesgos del almacenamiento, basta con recordar la experiencia de la rotura de la balsa con compuestos químicos de la empresa Boliden, en Aznalcóllar, en el parque de Doñana, en 1998.

A la contaminación de acuíferos y del propio subsuelo, también hay que añadir la contaminación del aire. Las rocas suelen contener metales pesados (mercurio, plomo…) y radón, radio y uranio, elementos radiactivos que pueden llegar a la superficie. Tampoco pueden subestimarse las fugas frecuentes de gas metano, cuyo efecto invernadero es cuatro veces más potente que el CO2 .

Otro riesgo a tener en cuenta es el relacionado con los movimientos sísmicos, lo que incrementa el riesgo de daños en los pozos con las consiguientes fugas. En Estados Unidos se ha estudiado la relación entre el fracking y 800 seísmos que se produjeron en apenas seis meses en una determinada zona. En Gran Bretaña, en 2010, hubo dos pequeños terremotos en el condado de Lancashire y por eso se aplicó una moratoria, moratoria que se ha levantado hace muy pocos días pero añadiendo nuevas exigencias de control para reducir los riesgos. Por añadir otro dato, en España se han publicado estudios científicos que relacionan el vaciado del acuífero sobre el que se asienta la ciudad de Lorca con el incremento del efecto devastador del terremoto de 2011.

Por cierto, la experiencia en Estados Unidos, donde llevan dos décadas practicando la fractura hidráulica de forma frenética y con una regulación muy laxa o sin ella en veinticuatro Estados, como Colorado, Utah, Wyoming o Texas, nos permite hoy comprobar las consecuencias. Las repercusiones sanitarias y ambientales se han acumulado y combinado en las comunidades y en los trabajadores de los pozos, donde encontramos problemas de salud crónicos por contaminación del aire y del agua. También se han producido repercusiones socioeconómicas en esas comunidades, al haber sustituido economías más sostenidas basadas en la agricultura y el turismo por ciclos de expansión y receso con el desarrollo del fracking. Por eso en Estados Unidos surgieron los primeros movimientos ciudadanos contra esa técnica y se produjeron las primeras decisiones de las administraciones. Algunos estados, como Nueva Jersey, Nueva York o Pensilvania, han aprobado moratorias.

A medida que el uso de esa técnica se ha extendido, el debate se ha hecho global y hoy vemos que se ha prohibido el fracking en Francia, Irlanda y Canadá, mientras que otros Estados han establecido moratorias, como Australia, Bulgaria o Sudáfrica, además del caso británico que ya he citado antes. ¿Y qué ocurre aquí? ¿Qué ocurre en el Estado español?

Que están proliferando las solicitudes de permiso de exploración de hidrocarburos no convencionales y podemos encontrar proyectos allá donde miremos repartidos por todo el territorio y, generalmente, en zonas de alto valor ambiental, lo que ha despertado la inquietud de los vecinos de las poblaciones afectadas y las denuncias de los movimientos ecologistas y de defensa del territorio. En Euskadi, en Subijana de Álava; en Cantabria, en la mancomunidad de Saja-Nansa; en Asturias, en Villaviciosa y Cabranes; en Castilla y León, en distintos parajes de Palencia, Valladolid, Burgos o Soria; en Andalucía, en comarcas de Sevilla, Jaén, Cádiz o Córdoba; en Cataluña, en las comarcas de Osona o Ribagorça; y en Aragón, en todas las comarcas pirenaicas, Jacetania, El Serrablo, Sobrarbe y Ribagorza, además del Somontano y La Llitera o el Maestrazgo turolense. En el caso de Aragón, las solicitudes suponen más del 11% del territorio aragonés, lo que da idea de la magnitud del problema desde una óptica territorial.

Esta expansión vertiginosa del fracking no solo alarma a los vecinos de los municipios afectados, también ha provocado decisiones en algunas de las administraciones públicas implicadas. Recientemente el Gobierno de Cantabria ha anunciado su voluntad de prohibir el uso de la fractura hidráulica en su territorio. También las Cortes de Aragón, a iniciativa de Chunta Aragonesista (CHA), acaban de declarar -atención: por unanimidad- Aragón territorio libre de fracking. Por tanto, hay comunidades autónomas que están buscando fórmulas legales para prohibir esa técnica en sus respectivos territorios, pero chocan con un obstáculo serio: muchos de esos proyectos, la mayoría de ellos, afectan a más de una comunidad y, en ese caso, la competencia es estatal. No basta entonces con que las comunidades autónomas se nieguen a autorizar esos permisos. Además, aunque una comunidad autónoma lo prohibiera en su territorio, no puede impedir que se practique en el territorio de al lado, como sería el caso del Maestrazgo entre Teruel y Castellón o entre la Ribagorza aragonesa y la catalana o entre Jacetania y Navarra. La contaminación, usted lo sabe, no conoce fronteras y por eso el debate tiene que ser estatal.

Además, el hecho de que muchos de estos yacimientos se ubiquen en la cabecera de un río como el Ebro añade un punto más de inquietud; un escape que contaminara el río en su cabecera tendría unas consecuencias catastróficas aguas abajo para todos los cultivos y ecosistemas hasta el Delta. Lo mismo ocurriría con una contaminación del acuífero que se extiende por debajo del río.

Infinidad de informes científicos señalan los riesgos que entraña el fracking, lo que exigiría a los gobiernos más prudencia, a pesar de lo cual no existe todavía una directiva europea al respecto y cada Estado de la Unión Europea tiene libertad para decidir. Mal harían esos gobiernos si ignoraran el informe de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo de 2010, en el que se concluye que el fracking tendría efectos devastadores sobre el territorio. En ese informe se señalan los riesgos de contaminación del agua potable y los efectos negativos para la salud humana, por lo que se recomienda su regulación mediante una nueva directiva. Se exige que, al menos, se hagan públicos los componentes que se emplean en los pozos de perforación. A nuestro juicio, la no revelación de esos compuestos y de los riesgos que entrañan estaría violando la Ley de acceso a la información en materia de medioambiente. Recientemente, el Parlamento Europeo ha debatido diversas iniciativas y ha aprobado una resolución a favor de la cautela y de extremar las medidas de seguridad y de respeto al medioambiente.

Este es el contexto en el que le emplazo, señor ministro, a que explique usted ante esta Cámara y ante el conjunto de la sociedad cuál es y cuál va a ser en adelante la política de su Gobierno en relación con el desarrollo de la técnica de extracción de gases no convencionales denominada fractura hidráulica o fracking, a pesar de las negativas consecuencias que conlleva para la salud y el medioambiente. ¿Va a continuar su Gobierno autorizando todas las solicitudes que se le plantean o va a aprobar una moratoria para el desarrollo de esta técnica aplicando el principio de precaución? ¿Va a exigir que se realicen evaluaciones de impacto ambiental en todos los proyectos, como marca la directiva europea correspondiente? ¿Va a exigir nuevas medidas de control y de transparencia? ¿Va a continuar permitiendo que las empresas oculten los componentes químicos que se disuelven en el agua que se emplea en los pozos de fracking? ¿Va usted a respetar la voluntad expresada por diversos Gobiernos y parlamentos de comunidades autónomas que no quieren que se aplique el fracking en sus respectivos territorios? Señor ministro, este es un problema grave, es un problema serio y espero que sus respuestas sean claras.

Muchas gracias. (Aplausos).

El señor VICEPRESIDENTE (Jané i Guasch): Muchas gracias, señor Yuste.

Para dar respuesta a la interpelación, en nombre del Gobierno, tiene la palabra el señor ministro de Industria, Energía y Turismo.

El señor MINISTRO DE INDUSTRIA, ENERGÍA Y TURISMO (Soria López): Muchas gracias, señor presidente.

Señorías, en relación con la interpelación que me formulan en el día de hoy, quería hacer una serie de consideraciones. En primer lugar, en lo que a la exposición de motivos de la misma se refiere. Dice usted en su interpelación que la fracturación hidráulica, el fracking, es una técnica de extracción de gases no convencionales que se encuentran en rocas subterráneas poco porosas y poco permeables. Yo esto lo comparto plenamente con usted. Dice que la técnica para liberar esos gases y llevarlos a la superficie consiste en romper la roca mediante explosiones y en inyectar a presión toneladas de agua, arena y productos químicos, algunos altamente biotóxicos. Estoy de acuerdo con usted. Dice que se trata de una técnica que, además de necesitar un elevado consumo de agua -con lo que estoy de acuerdo-, añade después -y en esto sí que estoy en desacuerdo- que produce importantes daños en la salud y el medioambiente a través de la contaminación tanto de las aguas subterráneas como del aire con sustancias químicas, metales pesados e incluso partículas radiactivas, en su mayor parte compuestos tóxicos e incluso cancerígenos. No estoy de acuerdo con esto, pero sí lo estaría si usted dijera podría producirlos, y podría hacerlo lógicamente si no se adoptan las cautelas necesarias a la hora de autorizar este tipo de prospecciones y si como consecuencia de no adoptarse esas cautelas pudieran derivarse esos efectos, pero podrían derivarse o no, todo depende de que se tomen o no las cautelas medioambientales correspondientes.

El Parlamento Europeo efectivamente ha abordado esta cuestión recientemente y ha rechazado -lo ha rechazado, como sabe usted- esto que usted planteaba, que era la prohibición de esta técnica. Ahora bien, lo que sí hace el Parlamento Europeo es decir: Esa es una decisión que ha de quedar en manos de cada uno de los Estados. Con lo cual, se ha aprobado una resolución, que este Gobierno comparte plenamente y sigue al pie de la letra, para que se haga con extrema cautela y extremas medidas de seguridad con respecto al medioambiente. Y esa decisión del Parlamento, esa resolución, es la que el Gobierno de España va a seguir adoptando en relación a cualquier petición de fracción sobre la base de esta tecnología del fracking.

Usted decía en su intervención que le parecía que había oscurantismo a la hora de las autorizaciones que en esta materia hace el Gobierno. Quiero decirle que oscurantismo, cero, y transparencia, infinita. Le voy a decir más. Los procedimientos, como usted sabe muy bien, en las administraciones públicas, desde luego en la Administración General del Estado, son procedimientos reglados y cuando se hace un informe de un expediente en relación con una solicitud de extracción, de prospección de gas basándose en esta técnica o en cualquier otra, ese expediente lo instruyen los funcionarios del Estado, como no puede ser de otra manera, y en el caso del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, en esta materia lo instruyen los ingenieros industriales, que forman parte de un prestigioso cuerpo de ingenieros industriales del Estado. Desde luego supongo que no se imaginará usted que les esté dando instrucciones el director general o el secretario de Estado o el ministro a los funcionarios del ministerio para decir: no, esto que se instruya de otra manera distinta a aquella que se incluye en el procedimiento que está reglado. Así pues, le puedo dar garantías de que oscurantismo, cero, y transparencia, infinita en esta materia.

Como sabe su señoría, ya lo ha dicho, en los yacimientos convencionales existen formaciones con gas a consecuencia de la baja permeabilidad; a consecuencia de la baja permeabilidad de la roca, su explotación, hasta hace relativamente poco tiempo, no resultaba rentable, porque el hidrocarburo que se había depositado en los poros de la roca no podía desplazarse hasta el sondeo y el caudal de producción disminuía rápidamente. Sin embargo, el desarrollo de las técnicas de perforación horizontal y fracturación hidráulica conocidas como fracking ha supuesto un auténtico avance tecnológico al aplicarse a yacimientos no convencionales. Mediante perforación horizontal se consigue perforar sondeos a lo largo del yacimiento, de forma que su baja permeabilidad se compensa aumentando la superficie de contacto con el sondeo. Y con la fracturación hidráulica, que consiste en inyectar agua, arena y aditivos químicos a grandes presiones, se producen fracturas y se producen fisuras dotando de permeabilidad a la roca, lo que permite caudal suficiente para la extracción del gas. Así se consigue explotar de forma rentable nuevas formaciones que hasta la fecha eran desechadas por ser antieconómicas.

El fracking no es algo nuevo; de hecho se emplea en los pozos convencionales desde el año 1940 porque permite aumentar su productividad. El promedio mundial del grado de aprovechamiento de un yacimiento convencional sin fracturación hidráulica es del 30%; sin embargo, la fracturación permite duplicar esta cifra. Ahora bien, ¿qué riesgos hay inherentes a esta tecnología? Hay un consenso generalizado en la comunidad científica respecto a que la técnica del fracking para la extracción de gases no convencionales no lleva más negativas consecuencias para la salud y el medio ambiente que otro tipo de tecnologías industriales, que, como ocurre en ellas, hay que regular y controlar en cuanto a sus riesgos. Esto es evidente.

La polémica y preocupación por la técnica del fracking se centra en los siguientes aspectos. En primer lugar, respecto a los aditivos químicos, a los que usted también se ha referido, el fluido de perforación está compuesto en un 99,5% de agua y arena (99,5% es agua y arena) y el 0,5% restante efectivamente son aditivos químicos necesarios para proporcionar al fluido las propiedades físico-químicas que se requieren para la tecnología. Hasta no hace mucho tiempo, la composición del fluido de perforación era considerada como sabe usted muy bien por parte de las empresas que la utilizaban un secreto industrial, lo que había alimentado las dudas sobre la utilización de productos tóxicos y radiactivos. Sin embargo, también recientemente se ha cambiado la normativa en algunos lugares, por ejemplo en los Estados Unidos, de manera que la composición del fluido de perforación de cada sondeo es totalmente pública y además se puede obtener información de ella directamente en Internet. En cualquier caso el reglamento europeo establece una regulación muy estricta en materia de productos químicos y ha de aplicarse de manera efectiva a los fluidos de perforación. Es decir, hay una normativa europea y lo que tenemos que hacer es ser muy cautelosos a la hora de aplicarla.

Respecto al potencial de contaminación de los acuíferos, es la preocupación más importante y desde luego ampliamente difundida y sin embargo es la menos relevante de acuerdo con lo que dice la Agencia Internacional de la Energía. El riesgo de contaminación surge por la posibilidad de que se produzcan filtraciones de fluido de perforación, agua salada o hidrocarburos desde la formación fracturada hasta un acuífero suprayacente. Este riesgo se puede mitigar, de acuerdo con lo que dice la Agencia Internacional de la Energía, al menos de dos formas: en primer lugar asegurando que haya una distancia suficiente entre los acuíferos y la formación a fracturar -y esa ha de ser una de las condiciones sobre cuya base se haga la autorización- y en segundo lugar asegurando una protección adecuada al sondeo que lo aísle en su tramo vertical al atravesar el acuífero.

Respecto a la utilización del agua, es uno de los aspectos más relevantes, ya que la fase de fracturación hidráulica requiere de un volumen de agua considerable, del orden aproximadamente de unos 20.000 metros cúbicos por sondeo. No obstante, hay que decir que para valorar adecuadamente esta magnitud lo que tenemos que hacer es compararlo con el uso más intensivo del agua también en otro tipo de actividades económicas. Además, un volumen importante del agua que se inyecta en esta técnica se recupera una vez que ha sido fracturado el sondeo y puede ser empleada en las siguientes fracturaciones, con lo cual el volumen total requerido se va haciendo significativamente menor a medida que va aumentando el número de perforaciones.

Respeto a la utilización intensiva del suelo, los yacimientos no convencionales tienen una gran extensión en el subsuelo y por lo tanto requieren la perforación de un gran número de sondeos. Para minimizar el impacto lo que se hace es, desde una única ubicación, perforar varias trayectorias permitiendo explotar una superficie de entre 5 y 10 kilómetros cuadrados. Por ello, tras aproximadamente un año y medio de intensa actividad de perforación, lo que queda al final es el cabezal del pozo, que perturba al mínimo el escenario natural. Es decir, no tiene nada que ver el cabezal por el que se hace la perforación con el número de sondeos.

En cuanto al riesgo sísmico -al que también se ha referido usted-, la fracturación hidráulica puede producir movimientos sísmicos que habitualmente son demasiados pequeños siquiera para ser percibidos. Le hablo de evidencia empírica. En todo caso es recomendable -eso sí que es verdad- la realización de estudios sobre la sismicidad de base de la región antes de comenzar con cualquier actividad y monitorizar la sismicidad asociada a la fracturación de cada sondeo, de forma que ante cualquier movimiento superior a 0,5 se extraiga el fluido de perforación y se haga una investigación respecto a lo ocurrido.

Cabe extraer como conclusión por todo ello que esta técnica, como cualquier actividad industrial, implica unos riesgos, es verdad. Son unos riesgos específicos y que tienen que ser gestionados adecuadamente. Existe la tecnología necesaria para minimizar los riesgos descritos. No obstante, es necesario garantizar que la industria actúa responsablemente conforme a las mejores prácticas, lo cual solo puede lograrse mediante una regulación adecuada. Esa es la posición que mantiene el Gobierno de España, y, tal como sabe usted, de acuerdo con las prescripciones medioambientales que exige el Ministerio de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, esas son literalmente las que se corresponden con las prescripciones europeas establecidas al efecto. Es verdad que le podrán gustar más o menos las prescripciones europeas. Es verdad que me pueden decir: a mí no me gusta la decisión que mayoritariamente ha adoptado el Parlamento Europeo. También me pueden decir: a mí me hubiese gustado que en el Parlamento Europeo no hubiesen votado esto, sino que hubiesen votado lo que la minoría del Parlamento Europeo deseaba. Sin embargo, estarán de acuerdo conmigo en que, sea lo que sea lo que a algunos les hubiera gustado, lo que todos tenemos que aceptar es, justamente, lo que en esta materia -al igual que en cualquier otra- la mayoría parlamentaria, en este caso de la Cámara europea, ha adoptado. Por ello, sobre esta base, el Gobierno de España continuará autorizando este tipo de investigaciones y prospecciones, siempre que se cumplan las condiciones y las cautelas medioambientales establecidas al efecto.

Muchas gracias. (Aplausos).

El señor VICEPRESIDENTE (Jané i Guasch): Muchas gracias, señor ministro.
En el turno de réplica tiene la palabra el señor Yuste.

El señor YUSTE CABELLO: Señor presidente, muchas gracias.
Señor ministro, usted estaba casi de acuerdo con la primera parte de mi intervención, pero no le gustaba que no dijera que esta técnica «podía producir» contaminación y hubiera preferido que dijera que podría producirla y no que la produciría seguro. Bien, podría o no podría, tenemos la experiencia de Estados Unidos. Allí llevan veinte años practicando esta técnica y acumulando experiencias terribles para la salud de las personas y para el medio ambiente, terremotos y de todo. No puede desayunarse ahora con que podría tener consecuencias o no.

Usted da a entender que podría haber un fracking limpio, que podría haber una fractura hidráulica con riesgo cero, que no contaminara nada, ni el agua ni el suelo ni el aire, que no coadyuvara a riesgos sísmicos, pero usted sabe que no puede garantizar el riesgo cero. Usted sabe que una técnica tan traumática como esta -y he explicado cómo se trabaja fracturando el suelo, primero verticalmente y luego horizontalmente- no puede ser una técnica limpia, usted lo sabe. Ha hablado de cautela, ha hablado de medidas de seguridad y ha explicado algo, aunque creo que insuficientemente y que no ha expresado medidas de cautela o de seguridad que al menos a este portavoz le confirmen en las tesis de usted. Tengo la sensación de que no es suficiente con esas medidas que usted nos ha planteado aquí.

¿Está usted en condiciones de asegurar en esta Cámara que en España se practica un fracking sin riesgos? Sin hacer estudio de impacto ambiental, ¿puede garantizarnos que es un fracking limpio? Creo que no. Puedo confiar muchísimo en los funcionarios de su ministerio, pero, perdóneme, señor ministro, no puedo confiar ni en sus leyes ni en sus decretos ni en sus órdenes ministeriales. Vaya usted a las comarcas afectadas, reúnase con los vecinos y deles toda la información y todas las garantías. Estoy seguro de que se lo van a agradecer; hágalo, hágalo, y lo primero dígales a esos vecinos por qué, si la Comisión Europea exige que los proyectos de prospección y explotación de gas de esquisto estén sometidos a la directiva de impacto ambiental, no lo hacen, por qué no se aplica el principio de cautela en ese sentido.

Su Gobierno, cada vez que ha otorgado un permiso de investigación -con un impacto en cuanto a su actividad similar al proyecto de explotación- y cada vez que ha concedido ese permiso sin la correspondiente evaluación de impacto ambiental, a pesar de la incertidumbre científica que existe sobre los riesgos ambientales y para la salud de las personas que tiene esta técnica, está vulnerando el principio de precaución del que hoy ha pretendido hacer gala. Por tanto, creo que usted, sinceramente, debería parar el reloj. Si no quiere prohibir el fracking, al menos establezca una moratoria, detenga las autorizaciones, paralice todos los permisos en funcionamiento hasta que la comunidad científica pueda garantizar ese riesgo cero del que usted nos habla. [El señor presidente ocupa la Presidencia].

Nuestro grupo entiende que no vale la pena asumir los riesgos que usted nos ha planteado, que no vale la pena empeñarse con el fracking, y no le voy a dar solo argumentos de salud o de medio ambiente, que creo que son los argumentos de interés general que deberían mover también a su Gobierno. Voy a hablarle de economía y de eficacia a ver si le convenzo. Usted sabe que el rendimiento típico de un pozo de gas de esquisto decae bruscamente después del primero o del segundo año de explotación, lo sabe. Para las escasas aportaciones que nos va a dar el fracking, ¿vale la pena asumir la gran variedad de impactos y riesgos ambientales? Desde luego a nuestro juicio no, a nuestro juicio lo que hace falta es avanzar hacia un modelo energético más limpio, más justo y con menos impacto. Apostar por estas tecnologías no hace más que prolongar de forma inadmisible un modelo energético dañino, injusto, con un coste de extracción más caro, el doble, la extracción cuesta el doble que en los gases convencionales. El coste de extracción en cabecera de pozos se sitúa entre los 3 y 4 dólares por cada millón de BTU, que es la unidad de energía que se usa habitualmente en la explotación de gas, mientras que el coste de extracción de gas convencional está en la mitad, en 1 o 2 dólares por cada millón de BTU. Desde luego los beneficios que pueda aportar esta técnica no compensan los riesgos y los daños que ustedes nos hacen asumir, y eso también lo dice el Parlamento Europeo, eso también lo dice la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo.

El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tiene usted que ir terminando.

El señor YUSTE CABELLO: Concluyo con esto, señor presidente.

Si quiere energía autóctona, ¿por qué castiga a las energías renovables, que son autóctonas y que además son limpias? ¿Por qué está siempre castigando a las que no debe?

En todo caso, quiero concluir con una cuestión. Usted se ha amparado en la mayoría que hay en el Parlamento Europeo, pero ¿no dice usted que esto es competencia estatal, que no es competencia europea? Pues no se ampare en la mayoría que hay en el Parlamento Europeo, ampárese en esta mayoría en todo caso, eso sí se lo admito; ampárese en esta mayoría, tendrá oportunidad de ponerla a prueba en el próximo Pleno cuando debatamos una moción, pero al menos entienda que desde nuestro grupo parlamentario nos estamos haciendo eco del clamor ciudadano que existe en las comarcas afectadas, de la honda preocupación que se ha generado en muchas partes…

El señor PRESIDENTE: Señor diputado, tienen usted que acabar porque estos son tiempos tasados.

El señor YUSTE CABELLO: Concluyo ya.

…de nuestro territorio. Concluyo con una pregunta: ¿respetará usted la voluntad que han expresado el Gobierno de Cantabria y las Cortes de Aragón?

Muchas gracias. (Aplausos).

El señor PRESIDENTE: Gracias, señor diputado.

Señor ministro.

El señor MINISTRO DE INDUSTRIA, ENERGÍA Y TURISMO (Soria López): Gracias, señor presidente.

Señoría, ha empezado usted esta segunda parte de su intervención hablando de la terrible experiencia de esta técnica en los Estados Unidos -ahora le haré algún comentario al respecto-, pero a continuación preguntaba si yo podía garantizar riesgo cero. Riesgo cero en cualquier proceso industrial, no, en ninguno, no conozco ningún proceso industrial en que sea así. Ahora bien, me interesaría mucho, si usted conoce alguno, que me lo dijera, porque ciertamente sería un caso de libro. Lo que intentan todas las industrias del mundo -del mundo- es minimizar los riesgos asociados a la actividad de producción industrial. Siempre los hay. ¿Cuál es la diferencia entre unos países y otros países a estos efectos? Pues que hay algunos países, como es el caso de España, donde las cautelas se extreman, ya no solo por España, que también, sino porque estamos insertos en la Unión Europea, que también nos obliga por determinadas directivas, reglamentos o resoluciones a extremar esas cautelas.

Efectivamente, la principal experiencia internacional está justamente en Estados Unidos, donde, por cierto, las fuentes no convencionales de gas han pasado en menos de dos décadas de ser marginales a producir aproximadamente el 60% del gas, y las proyecciones actuales predicen que en dos décadas más supondrán más del 75% de la producción de la primera potencia económica del mundo. Esto es lo que dicen las cifras que estoy seguro que usted tiene igual que yo.

El impacto de este desarrollo en los precios de la energía ha sido radical. Usted me podrá decir: sí, pero eso es lo de menos. No, los precios de la energía no son lo de menos, porque después, cuando vemos el recibo de la luz a final de mes, decimos ¿y por qué el precio aquí es este y en otro lado es otro? Claro que no es neutral, porque ¿qué sería lo deseable? Lo deseable sería que toda la energía nos viniera del viento, del sol y además que encendiéramos el interruptor y no costara nada. (El señor Hernando Fraile: ¡Y sin primas!). Eso sería lo ideal, pero, claro, yo creo que también tenemos que contrastar lo ideal con la realidad, y el coste energético es de los más importantes como usted sabe en los procesos industriales de cualquier parte del mundo. Por eso cualquier economía del mundo intenta siempre procurar que el coste energético tenga un impacto menor en los procesos productivos. ¿Para qué? Para ser más competitivos. Y usted me preguntará ¿y para qué ser más competitivos? Pues para crecer más y para crear empleo, para que haya más prosperidad en la economía. Y esa es la razón por la cual esto es tan importante.

El impacto de ese desarrollo en los precios, como le decía, ha sido radical en los Estados Unidos y ha permitido -mire el dato que le voy a dar- que el precio del gas natural en Estados Unidos sea inferior en un 70% al precio que pagamos en Europa, un 70% inferior al precio que pagamos del gas en Europa, y eso lo ha permitido en las últimas dos décadas este tipo de técnicas en los Estados Unidos. Me refiero a ello porque usted me ha puesto este ejemplo.

Respecto al modelo energético, Estados Unidos está pasando en cuanto a su modelo energético de ser un importador neto a ser autosuficiente y potencial exportador y va camino de convertirse en el primer productor mundial de hidrocarburos. Le vuelvo a decir que claro que nos gustaría que el cien por cien de la energía producida en todo el mundo proviniera del viento y del sol, pero eso no es posible, y usted lo sabe muy bien. Y lo que es peor, ¿sabe cómo va a evolucionar el consumo de la energía en el mundo de aquí a los próximos veinte o veinticinco años? Se va a doblar. Y no se va a doblar precisamente porque en Estados Unidos o en Japón o en Europa, en las economías más industrializadas del mundo, vaya a subir el consumo. No, no, porque se va a estabilizar o incluso va a bajar ahí. ¿Sabe por qué se va a doblar? Se va a doblar porque economías emergentes como India, como China, como Brasil y como Rusia van más que a doblar. ¿Y ese mayor consumo energético sabe lo que va a producir? ¡Sacar a millones y millones de personas de la pobreza! Solamente en India, con 1.200 millones de habitantes, 500 millones de pobres no tienen acceso al agua. ¿Sabe usted lo que significa que mediante un mayor consumo de energía puedan tener acceso al agua? Por lo tanto, claro que es importante disponer o no disponer de más energía y tenerla más barata. Justamente gracias a esta técnica, usted me ha puesto el ejemplo, Estados Unidos está pasando a ser el primer productor mundial de hidrocarburos. Se está tramitando la autorización para convertir las plantas de regasificación que ahora mismo hay en Estados Unidos a plantas de licuefacción para exportar gas.

Respecto a la competitividad en relación con los Estados Unidos, los bajos precios que estas técnicas están posibilitando permiten el desarrollo y la recuperación de industrias intensivas en energía y la sustitución de energía eléctrica con carbón a ciclo combinado.

El señor PRESIDENTE: Señor ministro, tiene que ir acabando.

El señor MINISTRO DE INDUSTRIA, ENERGÍA Y TURISMO (Soria López): Ya acabo.

También puedo citar el ahorro para el ciudadano que algunos estudios cifran en 926 dólares anuales, que podrían elevarse a 2.000 por ciudadano en el año 2035.

Una cuestión final. Usted preguntaba por qué el Gobierno castiga a las renovables. Mire, no hay ningún castigo. Somos más partidarios probablemente de lo que lo es usted, pero le voy a señalar el único problema que tenemos con las fuentes de generación eléctrica del régimen especial, donde hay renovables y no renovables. ¿Sabe usted cuál es el importe total, los costes del sistema eléctrico, lo que nos cuesta producir electricidad en España cada año, lo que nos va a costar el próximo año 2013? Más o menos 20.000 millones de euros. ¿Sabe usted qué constituye la mitad de esos costes aproximadamente? Las primas del régimen especial, de tal forma que si se incorporan al proceso de generación eléctrica todos los proyectos que hoy ya tienen derecho a esa prima, de aquí al año 2020 supone un coste de 70.000 millones de euros. ¿Eso puede asumirlo el consumidor en su factura? Creo que no. ¿Pueden asumirlo las empresas industriales en su factura? Creo que tampoco. Luego apostemos por un mix que sea sostenible desde el punto de vista medioambiental -ninguna duda al respecto-, pero, no nos olvidemos, que sea sostenible también desde el punto de vista económico y financiero.

Muchas gracias. (Aplausos).

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.

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