Cuando abordé en mi novela La memoria de la turba una trama sobre cómo los vencedores falsifican la historia de sus victorias no tuve ninguna duda de que sería un historiador de prestigio el que desencadenara la acción. Y enseguida me vino a la mente uno de los grandes: Julián Casanova, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza. Como los lectores ya habréis descubierto, él me inspiró al profesor Julian Newhouse, el personaje que desmitifica al héroe local de la guerra civil irlandesa al que se rinde homenaje anualmente en Ballydungael (la localidad ficticia que sirve de escenario a mis novelas de temática irlandesa).
Por supuesto que quiero agradecer públicamente a Julián Casanova por inspirarme este personaje que es el gran desencadenante de la trama, pero, por encima de todo, le quiero dar las gracias por dignificar la sagrada misión de los historiadores. En tiempos de
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